Traspuesto el umbral, más allá del largo corredor pintado verde nilo, entre una ruma de computadores antiguos trabajan dos mujeres enfocadas primordialmente en la pantalla. Resuelven fórmulas y responden correos electrónicos con ingentes cantidades de información legal... "El señor domiciliado en tal lugar que responde desde ahora en adelante al nombre del jugador 1 se encontró en tales y tales lugares y circunstancias con el señor, chileno, domiciliado en tal, que de ahora en más llamaremos jugador 2, para una vez reunidos proceder a la partida que acabó con la victoria del jugador 1 por tales y tales movidas... Por tanto s.j.l. le pedimos cite a las partes o juzge de acuerdo a la ley para que a mi cliente el jugador 1 se le recompense con lo estipulado de acuerdo al derecho...". Mientras esto pasa en las piezas del fondo unos gordos que comen sólo para cagar y dormir se anestesian con drogas fumables y responden ayudados por el tarot egipcio algunas interrogantes del juego. Al final del día se reunen con el jugador 1 y repasan las estrategias. En la madrugada el jugador pasa a tribunales y entrega los escritos, toma un café y repasa una última vez sus posibilidades de juego, luego parte en busca de los incautos de ese día.
De Pentateuco oyarzuniano, nº1 de 5