Tempora mutantur et ilius mutamur.
Anónimo
La casa se estremece
y la lluvia ofrece torpes agarrones
a las nalgas
de los postes telefónicos.
Abro el pecho y entran las gotas
de agua a mis sienes.
Grito 6 veces que la poesía
no ha muerto, conmigo ni con ningún otro.
Sostengo un ástil de hacha y
persigo a todos los Fariseos
y críticos de dientes blancos
e intensiones cariadas.
Quedo sudando, miro por la ventana.
Me vuelo, me maturbo, me duermo.
LA BATALLA DIARIA SE ESCONDE
COMO CARACOL
ACABADO
DE MEAR.
en Poemas del
Domingo 7 (Antología), 1992