Sobre Talca, de Cecilia Gajardo
Miro la portada. La palabra “Talca” me
resuena fantasmática y extensa. Es una ciudad, es un sonido, es una imagen
borrosa en la memoria. Un lugar que para mí siempre fue un misterio y que recién
visité hace un par de años, ya pasados mis 50. Me lo figuraba seco, caluroso,
feo. No imaginaba la profundidad húmeda sobre la cual flota esta ciudad
incierta.
Cecilia Gajardo se crió en Talca.
Algunas de mis amigas venían también de esa ciudad. En el relato, habían
arrancado. Decían que la sociedad talquina era muy conservadora y que las
relaciones seguían siendo patronales. Talca, entonces, me sonaba como algo
remoto, como caserío urbano montado sobre viejas costumbres.
La fotografía de la portada afirma la
vaguedad de mi imagen. Es una foto borroneada por el tiempo. Una madre con dos
niños. ¿Será esa mujer la madre de la autora de este poemario? ¿Será ella la
niña de faldita corta que camina de su mano? ¿Estarán en Talca?
La palabra Talca sumada a la
fotografía de la portada son el primer poema de este libro. Ya la portada me
traslada a la atmósfera que recorrerá las páginas interiores. Hay un paisaje
urbano, una familia... y una niña. Todos borroneados. De los tres personajes de
la foto, la niña es la única que mira a cámara. La madre y el otro niño miran
hacia el costado.
Talca es también una ciudad que se
alimenta por el río Maule. Profundo surco de agua que riega campos fértiles,
donde se emplazan pueblos de antiguo encanto. De Talca han emergido muchos
buenos poetas, Pablo de Rokha el más gravitante*. Al peso del conservadurismo,
se opone la rebeldía y la experimentación. Profundos, como el Maule, son los
movimientos literarios que marcan la historia de este territorio, empujando
vanguardias estéticas, como fue el grupo surrealista La Mandrágora, de mediados
del siglo pasado. Cecilia Gajardo viene a sumarse a este chorro insurgente.
Libro autobiográfico en la medida que
se desenvuelve en una atmósfera talquina, signada por el título. Y esa niña que
mira a cámara es la que desfila por las páginas. La voz remite a imágenes de la
infancia. La poeta revisa una especie de álbum familiar que se encuentra en su
memoria, para extraer fotografías que convierte en texto. Son imágenes
sometidas al lenguaje.
El lenguaje, entonces, como borde de
la imagen: escritura de borde. Se trata de elaborar el trauma que se
atraganta en la memoria. Y lo que se atraganta es antiguo. Estos paisajes
escritos, estos poemas, revelan las viejas (malas) costumbres de un origen
marcado por relaciones patriarcales. Por este libro atraviesa la hipocresía, el
abuso, la asfixia, la violencia naturalizada. Se escucha soledad, incesto,
secreto.
Lo atrapante de esta escritura de
borde es que logra decir con muy poco. Es capaz de transmitir una idea o
una emoción sin caer en lo descriptivo. Las palabras aquí no están para
describir situaciones, sino para producirlas. Cecilia Gajardo introduce al
lector en una escena donde se juega el lenguaje, pero también la vida.
No sabría cómo clasificar esta poesía.
Desde luego no se trata de un lirismo, aquí no hay rima ni palabras bonitas.
Aquí hay una voz cruda, económica, austera, capaz de disparar sobre los
objetos, atravesarlos y mostrarnos su reverso.
* Si bien Pablo de
Rokha nació en Licantén (pueblo distante unos 90 kms de Talca), ya a los 5 años
(en 1901) se trasladó a Talca, a cursar sus estudios primarios y gran parte de
los secundarios. El poeta vivió en Talca, con algunos breves lapsos de ausencia,
durante su infancia, juventud y primera madurez. [Nota editorial]
** Catalina Mena es
periodista y escritora. Se dedica a ejercer el periodismo cultural, la crítica
y el ensayo, especialmente sobre artes visuales y fotografía. Fue editora de
las revistas Paula y Patrimonio Cultural. El año 2015 obtuvo el
Premio de Periodismo de Excelencia, por la entrevista que le realizó a Pedro
Lemebel, de quien posteriormente publicó un libro, el año 2019 (Hueders).
También publicó el poemario 7 am, en 1993 (Ediciones Nanker). Su último
libro, Sergio Larraín, la foto perdida, fue publicado por Ediciones UDP,
el año 2021. Actualmente trabaja en el diario La Segunda y participa
como curadora y editora del colectivo Barbarie-Pensar.
Texto leído en la presentación de
Talca
Cecilia Gajardo
G0 Ediciones, 2021