28/12/08

La meta del origen, por Roald Amundsen





Noviembre 23, 1911

Con frecuencia el aire remolina enrarecido, sin forma, sin dirección, a ratos sin temperatura. Algunos piensan en regresar. Está bien, cuento con eso, en estas condiciones la mente de los menos fortalecidos no funciona bien. Tenemos compañeros envueltos en delirio casi todo el tiempo. Despiertan para sólo para quejarse del hambre, llorar y gritar. Hay que aceptarlo, acá el frío es insoportable. Hoy, por primera vez en tres semanas, hemos visto el sol, y cierta tibieza ha hecho que los gritos desaparezcan. Sin mebargo sé que en unas horas la tormenta volverá, y con ella los llantos, el delirio y los reclamos. Debemos tomar una decisión: o regresar o continuar. Por una cuestión de prolepsis y certeza, continuar conlleva riesgos que el regresar no tiene. Al contrario, el regresar significa fracaso, concepto aborrecible desde su esencia. Algunos me han dicho que seguir y morir es igualmente fracasar. Sin embargo a ellos les digo que no han entendido aún la belleza del final, de la obsesión que cumplimenta el ánimo, que templa cada metro que me acerca al destino final, cual es la meta del origen. Para mi el éxito no está en llegar sino que en intentarlo con todos los recursos, fuerza, espíritu e inteligencia de la que dispongo. Aunque todos me abandonen, seguiré con rumbo al sur. Sin abrigo, sin comida, sin transporte. Solo, enfrentado al viento blanco, a la nieve, a la soledad, a la muerte... a la victoria.





en Bitácora de hielos, 1946