12/10/16

Exilios II (Tahuantinsuyo), por Manuel Illanes





Jagger y Richards entonan un coro 
de alabanza interminable a la sal de la tierra

I

A la orilla del mundo,
enterrada en el cauce seco
de la Historia & sus meandros,
la sal de la tierra habita

en cubículos de 2 x 3
donde se cruzan felinos deseos
& el incesto es el nombre de una sobrina
pronunciado sordamente en los labios.

Ocasos de cerveza barata,
un grasoso paraíso en restaurants de Independencia.

La sal de la tierra se multiplica
ignorando las pálidas fronteras,
brazos morenos, perfil quechua.

-Pero tesón, siempre tesón!:
& a veces, ligero remanso,
un domingo tibio de mayo
en que rojas flores de plástico
atemperan la atmósfera.



en Exilios, Inédito