24/10/22

Voces, por Reinaldo Arenas





      Nosotros vinimos por el aire

Nosotros vinimos por el mar

Nosotros llegamos amarrados a la cámara de un auto

Nosotros llegamos sujetos a la rueda de un avión

Nosotros salimos conjurando tiburones y guardacostas

Nosotros salimos taladrando un túnel en el aire

Nosotros salimos agarrados a la cola de un cometa

Nosotros llegamos a nado, vomitando la bilis,

soltando el bofe,

los huesos al sol, deshidratados,

descarnado el corazón.

 

      Sí, sin duda somos los más dichosos

            los afortunados.

 

Los demás yacen sin tiempo bajo el mar

o condenan nuestra fuga

mientras secreta y desesperadamente desean partir.



Nueva York, 1985

 

en Inferno. Poesía completa, 2001