6/12/07

Crash, por Carlos Almonte






La historia de este mundo es una parte de la historia universal de la tristeza. Sentimientos acabados, cruzados por la muerte, la violencia, la injusticia, la discriminación... Un ángel cae del cielo. Balas que no hieren. Choques que preparan una nueva forma, una nueva visión. El tiempo cuesta dinero. Los inmigrantes bajan sin saber a dónde ni por qué llegaron. El opaco sueño capitalista, una gran mentira. Realiza el ansia de unos pocos, mientras la mayoría no tiene tiempo ni de noche, ni de descansar. Los amigos se van. Nunca estuvieron. Sólo ese puñado entrecerrado que revierte cada situación, cada tristeza. La familia no se va, pero se muere. Los demás se ocupan en crearse cada uno un propio mito, una propia estrella, un letrero al que llegar. Un camino oscuro, en donde los asiáticos reaparecen desde las veredas subterráneas. El bosque ya no está. El lago se ha secado. El último verano ardió sí mismo...

Y me quedo ahí, sentado, pensativo, bebiendo lentamente una botella de tequila. La frontera queda lejos, pero cierro los ojos y ahí está, la persona de mis sueños, fantasías o mentiras hacinadas. Sólo basta enfilar hacia la cumbre, vaciar los bolsillos sin pensar en nada, botar lo que sobra –todo sobra-, y respirar liviano una vez más...