7/8/08

Neckeriana, por Ramón Ce Oyarzún Soto





Latvia aparecía en sus sueños a veces como una protectora presencia o como una súcubo implacable sedienta de su simiente. A pesar de estar al otro lado del sistema solar estaban indisolublemente ligados y parecía que conversaran y hasta se besaran eternamente en los escasos momentos que se permitía para gatillar el reflejo fisiológico de relajación. El cometa alcanzaría el círculo externo en escasos parzecs y ese momento de máxima lejanía respecto a su planeta raíz era el más temido y donde sabrían si el experiemento funcionaba o no. En pocos nanosegundos se autoinduciría en una estasis de la que sólo habrían de arrancarlo en el próximo perihelio del cola fría 9872-65. Los pesqueros se aproximaron cambiando rápidamente de modo de vuelo a hipergravedad y la cápsula disminuida que le encerraba fue removida sin novedad. Es un momento grave para la humanidad. Su misión no marchó para nada de acuerdo a lo esperado. La conflagración de infinitos eventos pueden haber incidido en la disolución temprana de Latvia y el retiro progresivo de los sostenedores kármicos al polo magnético del planeta. No sabemos nada de ellos hace un tiempo indeterminado. Los confusos sueños con selvas progresivamente más decoloradas hasta la pérdida total de la existencia volvían despacio y punzantemente a su nuevo cerebro. Se está acostumbrando a pensar, pero verá que sus habilidades síquicas están imposiblemente perdidas. 9872-65 sucedió ser una singularidad. Saliendo del cinturón de Kuiper pasó la frontera Eris y se eclipsó en una especie de hibernación por al menos 100 veces su perihelio esperado. La inteligencia le volvía punzante y los pensamientos todavía eran cifras que no reflejaban emociones. Había estado en estasis al menos treinta veces treinta vidas. El mundo e incluso el hombre que le hablaba eran tan lejanos a su estado humano de evolución que no alcanzaba a calcular. ¿Sigue siendo mi planeta raíz? Una pregunta donde asomaba la confusa emoción de la memoria; pues sí. La verdad es que en el tiempo de eclipse de su cometa guía el espacio dejó de expandirse y los ciclos sólo fueron calculables por los relojes atómicos del siglo XX, una tecnología tan primitiva que necesitaba sólo la bidimensionalidad para funcionar fue la única que no colapsó. Como ya se habrá dado cuenta este planeta raíz es el suyo y otro. Hoy estamos en guerra, y todo lo gatillarón uds por seguir los experimentos de Urlov y sus teorías del tiempo. ¿En guerra? Sí, contra el espacio, una guerra sacra y maldeísta podría llamarse. Esperamos que se integre a nuestro bando, pero le advierto desde ya, es una guerra fútil. Como todas las guerras. Pero esta es la última, ya se enterará. ¿Y Latvia? Todavía la sueño. Y no dejará de hacerlo. Los ojos del hombre hablándole cambiaron de una desidentificación emocional a una profundidad plena de temor y temblor. Un golpe eléctrico de transmisión de sabiduría lo aturdió devolviéndolo al vacío del que le habían sacado momentaneamente.