6/9/08

el concurso, por Ramón Ce Oyarzún




Indeleble el tiempo para todos pasa, y algunos afortunados instalados en el eje del tiempo observamos el destino de los hombres de la tierra. Otras civilizaciones silenciosas crecen y se van sumando lentamente a Espacio sin oponerse, pero los del sistema solar nunca han sido muy claros, resultan tercos y obstinados, insisten en su singularidad. Tal vez sea el agua que como conductor es muy temperamental, pero ya había sido atlantis, marte, después la luna, ahora tierra. Por eso les ocultábamos tras el cinturon de asteroides supervigilándolos. Jugar con energía nuclear en su propio planeta fue muy peligroso, y escasos siglos después, colonizar lugares deshabitados sin investigación espiritual resultó en otra estupidez. Era claro que Espacio se habría de manifestar despierto y colérico cerca de uds. Y de qué manera. Para Espacio fue apenas un parpadeo, para ellos centurias, tiempo suficiente les dejó para enmendar y esconderse; no fue buena idea instalarse en lunas y planetas cercanos. Doblando el tiempo y el espacio, haciendo chocar partículas, montando cometas, su múltiples experimentos con energía y técnica, en vez de preocuparse por desarrollos internos y mente, les llevaron al momento fatal de comenzar la guerra, cuando mandaron a uno al final del cinturon kuiper, como le llaman uds. Espacio despertó, y furioso. Eso es lo único que podemos decir ahora desde el vértice. Confiad en que últimamente hay amor y bondad en todos y cada uno, que esa energía es infinita y puede transformar al colérico Espacio que ya no dará tregua...