15/6/09

Una Lectura, por Al Swafí





El lector dejó el libro al caer la tarde. Cuidadosamente lo envolvió en una tela blanca y lo guardó en un cofre bajo el banco. Esperó al imán con su alfombra extendida y la vista fija en lo alto de la mezquita. Las nubes formaron casi imperceptibles una letra en el cielo recortado por la luna creciente que adornaba la cúpula de bronce. Un faquir se le acercó para preguntarle qué letra era esa, qué estaba diciendo el cielo. Entonces apareció el imán y con su canto de oración se disolvió la nube y toda la ciudad se inclinó al unísono para rendir culto a dios con postraciones y rezos. Al terminar la oración el faquir ya no estaba y la respuesta del lector volvió a quedar guardada en el libro envuelto cuidadosamente en una tela blanca que estaba dentro de un cofre bajo el banco donde durante más de treinta años el lector habría de repetir una y otra vez las palabras sagradas del profeta.