Adán mientras vivió
Jamás pudo manosear a Eva.
Jamás salió de su cuarto.
Jamás supo lo que era afuera.
Jamás se lamió la cara.
Jamás dejó entrar otras pinturas.
Con todo ello,
Adán a los treinta era un pervertido;
Como Alicia, la de las maravillas,
Que a los quince era toda una gran puta.
Llena de ademanes, fantasías, variedades y monstruos.
Sin abrazar los días,
Adán y la nada en la misma cama
Dando vueltas y vueltas
Mientras Eva de pie lo mira y espera
Que Alicia se vista
Y se marche de sus sueños
Corrompidos por el olor a quince
Que entre las piernas se escapa
Y hasta la basura de la calle llega
Sin recuerdos que absorban otra cosa
Que no sea carne y sangre,
Que con las manos se aprieta
Y de entre los dedos se escapa.
Inédito, 2005