Un mes estuve de servicio encargado de la casa en el fundo de su capitán Riquelme, otro mes en el fundo del mayor Urrutia, en pleno verano lo trasladaron al fundo del coronel Lizárraga, pero donde se sintió más feliz fue en el fundo del general Ibazeta, porque tenía vista al Bío-Bío. Por esos días comenzó a soñar con el retiro, con volver a su pueblo y comprarse una casita con antejardín.
en Las malas juntas, 2010