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...Lukács,
desmintiéndose él mismo sin fin, ha hecho ver con una nitidez caricatural a qué
se había exactamente identificado: a lo contrario de sí mismo.
Guy
Debord
Beben, fuman, leen versos;
ensayan antiguos boleros,
caricatura y baile entrometido.
Recorren las calles del puerto
tomados del brazo como dos
marinos infames;
como dos putas dialécticas
suben, bajan escaleras,
y en los rellanos manosean sus
despóticas inquisiciones.
Bajan, ya ebrios, al Cinzano:
gritan a Pessoa sobre los
tejados,
a punto de caer.
Compran más botellas
que descorchan rumbo al molo,
agitando sus pañuelos
hacia alguna incauta que se
cuelga de los hombros.
Un abrazo mal parido,
una palma,
un roce,
piel reseca
y un asible movimiento
que intenta pasar inadvertido.
en El arte del alcohol, 1999