3/7/17

Conclusión, por Bernardo Navia






Hace ya un tiempo que
se me escaparon los versos.
Se marcharon sigilosos
de noche o de día;
por el balcón se descolgaron,
o se fueron con los libros
que olvidé una tarde
en los patios helados
de silencio y de nada
donde juega la muerte
a sus rondas torcidas.

No lo sé. Ya no importa.
Yo estoy bien, muy bien, ¿no lo notas?

Sin embargo tengo a veces,
muy a veces, por cierto,
que apartar de mis hombros
la mirada de ellos,
los que hacen esas sombras
por las calles insomnes;
y los gritos del cielo
por los ángeles muertos;
y los versos obtusos
de inviernos sin fin.
Son ellos que miran,
muy a veces mi vida,
me miran y se ríen
pues saben que sé
que no están.

Pero están.



en Viaje en dos jornadas, 2011