5/10/08

Los atornilladores al revés, por Ramón Ce Oyarzún





Traspuesto el umbral, más allá del largo corredor pintado verde nilo, entre una ruma de computadores antiguos trabajan dos mujeres enfocadas primordialmente en la pantalla. Resuelven fórmulas y responden correos electrónicos con ingentes cantidades de información legal... "El señor domiciliado en tal lugar que responde desde ahora en adelante al nombre del jugador 1 se encontró en tales y tales lugares y circunstancias con el señor, chileno, domiciliado en tal, que de ahora en más llamaremos jugador 2, para una vez reunidos proceder a la partida que acabó con la victoria del jugador 1 por tales y tales movidas... Por tanto s.j.l. le pedimos cite a las partes o juzge de acuerdo a la ley para que a mi cliente el jugador 1 se le recompense con lo estipulado de acuerdo al derecho...". Mientras esto pasa en las piezas del fondo unos gordos que comen sólo para cagar y dormir se anestesian con drogas fumables y responden ayudados por el tarot egipcio algunas interrogantes del juego. Al final del día se reunen con el jugador 1 y repasan las estrategias. En la madrugada el jugador pasa a tribunales y entrega los escritos, toma un café y repasa una última vez sus posibilidades de juego, luego parte en busca de los incautos de ese día.






De Pentateuco oyarzuniano, nº1 de 5