2/11/09

Trempulcahue





para el que llamamos Ismael



Eran cuatro y no uno los morros blancos
Aferrado a un madero, sólo él sobrevivió para contarlo

Tashtego
la ve venir el único sí que permite la historia

De pie sobre las olas los cuerpos
ríen lágrimas, fuman
vienen cuatro morros cargados
único último viaje
escuchan cantar al cóndor
agua y aire devolvíendo fuego y tierra
Allá en Nantucket, nadie quería publicar a Germán -quérror-
no creían en fantasmas ni enfermaban de metafísica o biopolítica
eran contagiosos sin miedo
Entonces