Yo, el sin juicio revelado; el amamantado
con leche de noche nochera; tú, el colmo
de mi entrañable embeleso plenipotenciario.
Inquiero mi propia verdad
cuando te conjugo.
Así pues, conjúgame, te pido por Dios
que me conjuga cuanto antes, manumítame,
debo suplicarte que me manumitas ipso facto.
Fatalízame sin finiquito ni aspavientos carentes
de injundia cainita. Finiquítame a expensas
del erario fatalista. Indemnízame con tu sonrisa
de niña. Centrifúgame sin contemplaciones
ni oropeles de ningún arquetipo.
Misantropéame a troche y moche; omíteme
en tus oraciones nocturnas, mitígame a la fuerza
de tus cantares de gesta morunos; optimízame;
oropélame… paradisiácame… francachélame…
patriotízame… succióname en dos pajitas
acordeonistas… pedigüéñame… acaéceme…
prevarícame… hazme tuyo de ombligo
para afuera…dulcinéame del Toboso en el ágora
mesetaria delas azules confesiones risitas…
independízame… condiméntame… simbiotízame…
regurgítame… bésame con avara y frenética alevosía.
Yo, el sin juicio por ti. Tú, la
sin fecha de caducidad.
en Revista El Llop Ferotge, 2007